
Quito: vistas prestadas del Japón

Por Álvaro Samaniego
Desde el 30 de enero de 2018, Quito tiene un espacio japonés en el que se recrean, con habilidad y gracia, la forma nipona de ver el mundo, que se ha fusionado con la vegetación en extremo generosa del Ecuador. Esta es una donación del gobierno del Japón al pueblo ecuatoriano¡Bienvenidos al Jardín Japonés de Quito!

Ocupa un lugar dentro del Jardín Botánico de Quito. Su presidenta, Carolina Jijón, afirma: “...lo que hoy se hace es una feliz realidad –y que no es coincidencia que ocurra con la celebración del Centenario de las Relaciones Diplomáticas entre Ecuador y Japón-; es un justo homenaje a la amistad entre estas dos naciones. Este jardín es un monumento natural y un manifiesto indeleble de esta relación entre países hermanos”.

Entre los conocimientos que toman en cuenta los japoneses cuando diseñan un jardín hay uno fundamental: debe ser una composición escénica que reproduzca con la mayor fidelidad el "orden" de la naturaleza.
Los diseñadores tienen en cuenta tres ejes clave: es una reproducción de la naturaleza en una escala reducida; cada elemento tiene una simbología clara; y, se construyen escenas que existen en la realidad, las que llaman "vistas prestadas".


Dentro de estos jardines la naturaleza es representada mediante la colocación calculada de árboles, hierba, flores, agua y rocas. Pero no se trata de una reproducción pictórica, sino de construir una representación selectiva de un microcosmos ideal. Otra maravilla de los jardines japoneses es que el aspecto del paisaje cambia dependiendo del lugar desde el que se mire, de la hora y de la estación.


El jardín japonés tiene altos niveles de complejidad debido a que los elementos tienen significados y, al final, la suma de flores, piedras y cascadas será una narración, la adición coherente de símbolos con el objetivo de contar una historia que no tiene desenlace.
La religión japonesa, el sintoísmo, tiene una conexión fortísima con la naturaleza y es lógico que un árbol puesto aquí y una flor colocada allá tengan una motivación mística, es una parte de los rituales cotidianos. El mundo físico está plagado de deidades y los jardines y parques recogen también esa divinidad.

El jardín tiene un área 1.600 metros cuadrados. Tiene una zona de “jardín seco”, un estanque atravesado por un puente de piedra y una glorieta para descansar. Está abierto el fin de semana de 9:00 a 17:00. De lunes a viernes recibe visitas de 8:30 a 17:00. El costo de la entrada es de USD 3,50 para adultos y 2,0 para niños.
El jardín fue diseñado por el experto Komatsu Kiyoshi. Carolina Jijón le acompañó en todo el proceso: “Un jardín japonés se va vistiendo conforme crece y adquiere aún mayor belleza y simbolismo con el paso del tiempo. Por más de un año hemos conceptualizado, diseñado, sembrado y sobre todo hemos comprendido el sorprendente y profundo simbolismo que encierra este tipo de jardín, donde nada esta suelto, nada queda al azar, nada sobra y nada falta; en el que el tiempo y su laborioso cuidado se encargarán de que crezca en frondosidad y sutil estética”.